Carlos Sobera, el precio de la marca personal


De entrañable y comprensivo padre de Al salir de clase a imagen de marcas que invitan a endeudarse o a apostar online. Así ha involucionado la carrera del actor, que si bien es cierto que nunca iba a ganar un Oscar, por sus dotes interpretativas, sí que gozaba de cierto respeto entre el público.

El actor/presentador/jefe de sala y actual consejero del amor en First Dates es ahora, también, la cara de productos de dudosa ética, Carlos Sobera, se ha puesto el mundo por montera y ha decidido incrementar sus cifras bancarias a costa de lo que sea. Sí, de lo que sea.

Es por todos sabido que la publicidad es una gran fuente de ingresos para los personajes mediáticos. Beneficiarse de la buena imagen de un famoso para ampliar mercado y mejorar o afianzar su branding entre los consumidores, son algunas de las razones por las que las marcas contratan, por cantidades ingentes de dinero, a este tipo de “modelos”. Es por esto que Rafa Nadal es imagen de Kia, Jordi Cruz de las tortitas “saludables” de Bicentury o Tania Llasera de Violeta By Mango.

Estos acuerdos comerciales proporcionan beneficios a ambas partes, que van más allá de lo puramente material. Aunque si bien es cierto, que en marketing todo es medible, la parte emocional que se traduce en la buena o mala percepción por parte de los usuarios, tanto de la marca como del personaje, es algo tan intangible como delicado. De ahí la importancia de escoger un personaje u otro. Esto también sucede con el modelo en cuestión.

Aclarado, en cierto modo, el tipo de relaciones comerciales entre marcas y famosos sorprende, sobre manera, las últimas campañas publicitarias de las que es imagen el Señor Sobera.

Primero apareció, como amable y entrañable hombre de mediana edad, proponiendo al gran público que adquiriera un crédito rápido, que por si alguien aún no lo sabe se trata de prestamos con elevadísimos tipos de interés. Un producto financiero especialmente pensado para personas en situación de vulnerabilidad económica.


Poco después, éste buen hombre (Carlos Sobera) vuelve a la pequeña pantalla como emocionado jugador de cartas, para publicitar el “juego” de las apuestas online, que por si alguien tampoco lo sabe, las apuestas online no solo no son juegos, sino que son una peligrosa adicción que está convirtiendo en ludópata a un público muy joven, confundido por la similitud funcional entre la videoconsola, los videojuegos online y las apuestas en internet.


Sin intención de hacer leña del árbol caído, ni de meter el dedo en la llaga, la pregunta es: ¿Quién está asesorando a Sobera? Es obvio que tras la decisión de ser imagen de este tipo de productos hay una importante suma de dinero, pero es que lo que Sobera ha vendido es mucho más que su cara. Ha vendido su marca personal, su credibilidad, algo difícil de recuperar y que, sin duda, le cerrará las puertas no solo de otro tipo de contratos publicitarios, sino que también de proyectos de trabajo serios, lo que terminará por penalizar su trayectoria profesional. Ahora bien, siempre podrá pedir un préstamo rápido y “jugar” a las apuestas online.