Las Empresas Torrente se caracterizan principalmente por la absoluta negación a cualquier cambio, manteniendo su obsoleto modelo de negocio inalterable al paso de los años. Esta denominación viene dada al extrapolar el perfil del famoso y ficticio personaje de la saga Torrente al comportamiento empresarial.
No obstante y pese a que aún hay muchas PYME que suspenden en digitalización, no conviene confundirlas con las “Empresas Torrente” ya que las primeras aún tienen salvación.
Estás son algunas de las peculiaridades de las Empresas Torrente:
- Sus dueños se niegan a jubilarse, pese a que ya cumplieron los 65.
- Aún hablan en pesetas.
- La cuenta de la lechera, es su método contable.
- Conservan una máquina de escribir u ordenador con equivalente misión.
- Son de la “Vieja escuela”.
- No tienen página web ni intención de tenerla.
- Tienen un perfil inactivo en Facebook.
- Se quejan de todo sin base analítica.
- No hacen autocrítica.
- Prefieren los chanchullos a las negociaciones.
Sobra mencionar que no basta con coincidir con alguna de las características para pertenecer al colectivo de Empresas Torrente. Éste es un “selecto” grupo en el que no se admiten posibles debilidades ante la digitalización empresarial. Tener una página web, hacer marketing en buscadores, optimización SEO o tener una estrategia en las redes sociales son acciones insultantes para sus miembros.
Como elemento visual distintivo destaca la ausencia de cualquier elemento electrónico con conexión a Internet. Sus dispositivos móviles son un teléfono móvil de primera generación y una calculadora, con algunos de sus dígitos borrados por el uso. Ambos de más valor sentimental que material.
Identificado y analizado el perfil de las Empresas Torrente solo queda añadir una cosa: ¿Nos hacemos unas “páginillas” web?
