La complejidad que supone para una mediana y pequeña empresa, la gestión global de su imagen en Internet, es uno de los obstáculos que se interponen entre las PYME y su digitalización.
Hacer un balance de situación real y coherente y definir las necesidades y objetivos, son la base para cimentar el proceso de digitalización.
Es importante tener claro el punto de partida, siendo consciente que, en ocasiones, puede ser más rentable deshacer que intentar aprovechar elementos mal ejecutados.
El asesoramiento en marketing digital por parte de una empresa especializada, es esencial para identificar las herramientas online necesarias y definir las fases del proyecto, mediante el diagnóstico de la empresa. Una vez hecho esto se deben buscar las soluciones que mejor se adapten para garantizar la rentabilidad de la inversión e implementar y ejecutar todas las fases del proyecto, incluidas las de desarrollo y puesta en marcha.
Cuando se trata de pequeñas y medianas empresas que aún no han iniciado su digitalización, las opciones paquetizadas puede resultar de gran ayuda. Contar con un servicio 360º que incluya el diseño y desarrollo de la estrategia, además de ofrecer soporte durante todo el proceso, es la mejor alternativa de digitalización empresarial. Los planes de negocio de marketing digital están especialmente diseñados para estos casos.
Tener presencia y visibilidad en la red, sin tener que preocuparse de contratar diferentes servicios con diferentes empresas, supone no solo una optimización del tiempo sino que también un ahorro de costes.
Retrasar la digitalización empresarial es sinónimo de pérdida de clientes. Los usuarios no diferencian entre grandes o pequeñas empresas, sino entre facilidad o complejidad a la hora de satisfacer sus expectativas. Una página web profesional, aparecer en los primeros puestos de los buscadores, presencia en las redes sociales y atención al cliente personalizada, son requisitos mínimos que cualquier PYME debe ofrecer a sus clientes, de lo contrario desaparecerá para éstos.
