El período estival es, para muchos autónomos y propietarios de pequeñas y medianas empresas, una parada obligatoria en la que la facturación baja considerablemente.
Hacer o no hacer vacaciones para los dueños de pequeños negocios supone una decisión en la que los costes son una variable decisiva, que va más allá del merecido descanso. No obstante, en ocasiones cerrar un par de semanas, puede ser más rentable que mantener abierto un establecimiento sin público.
Ahora bien, asumido el coste de las vacaciones y llegado septiembre toca enfrentarse al “nuevo curso” y arrancar tras una parada, en la que pese a que no ha habido ingresos, las facturas de proveedores no han parado de llegar. Por lo que hay que tomar decisiones rápidas: es el momento de hacer marketing en buscadores.
Hacer una campaña SEM cuyo sistema de pago es el PPC garantiza dos cosas: la primera que sólo se paga cuando el usuario a hecho clicen el anuncio y la segunda que el volumen de trafico aumentarán y consecuentemente la tasa de conversión. Es decir, que partiendo de la base de que el negocio ha iniciado su digitalización y cuenta con página web, es tan sencillo como posicionarse en los puestos destacados de los resultados de búsqueda de Google, mediante Google Adwords.
Los resultados de las campañas de Google Adwords son prácticamente inmediatos. En apenas unos días desde el inicio de la campaña, siempre que ésta esté realizada por profesionales del marketing digital, comienzan a llegar llamadas, visitas y mails de clientes potenciales. Algo que en el argot se conoce como leads. Una correcta gestión de éstos aumentará el volumen de compradores y por lo tanto la facturación, subsanando de este modo el agujero financiero de las vacaciones.
La digitalización de los autónomos y las PYME no es sólo una necesidad que impone el mercado, sino la forma más correcta y rentable de mantenerse a flote en tiempos difíciles.
