Día de la Banderita: Vivir la infancia no es una opción


Desde el inicio de la crisis económica, 5.904.700 personas (según la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre de 2013) han visto reducidos sus ingresos como resultado de la pérdida del empleo y existen 1.807.700 hogares con todos sus miembros activos en paro. Además, se ha incrementado la tasa de pobreza en España, llegando a ser de las más altas de Europa: en 2012 llegó al 21,8 %, y el riesgo de pobreza infantil alcanzó el 29,9 %, casi nueve puntos por encima del 21,4 % de la UE.
Actualmente, la infancia es el grupo de población más afectado por la pobreza y la exclusión en España. No hay que ceder ante ésto, porque nadie debe crecer limitado para disfrutar de sus derechos debido a la situación económica de su familia. Poder ejercer estos derechos es asegurar las condiciones para un desarrollo infantil completo. Sólo así se garantiza el futuro de una sociedad cohesionada por haber invertido y apostado por la igualdad de oportunidades para todos.

A la falta de recursos económicos de las familias españolas a la hora de afrontar gastos por servicios propios de la escolarización, se le ha unido una reducción de los recursos públicos para estos servicios: en lugar de disponer de los recursos humanos y materiales necesarios para abordar la situación, se han endurecido los requisitos de acceso a estos programas limitando la concesión de las ayudas y dilatando en el tiempo su reconocimiento. Las salidas, las actividades extraescolares, el servicio de comedor o las clases de apoyo son algunas de los servicios a los que debe renunciar el alumnado en peligro de exclusión.

La solidaridad, el voluntariado y la concienciación social son ahora más importantes que nunca ante la respuesta insuficiente de los servicios públicos de protección social. Es por eso que la labor por parte de organizaciones como Cruz Roja, gracias a la contribución de socios y voluntarios, está suponiendo un importante apoyo en la normalización de los más desfavorecidos. El apoyo diario para la realización de las tareas escolares, enseñando técnicas de estudio y fomentando hábitos como la higiene personal, es un logro que está ayudando no sólo al alumnado, sino que también a sus hogares. La satisfacción de los padres al ver cómo, a pesar de la situación que viven, los menores pueden crecer, aprender y relacionarse con normalidad, es un sentimiento que incide en el buen ambiente familiar y por lo tanto, en un entorno más favorable para vivir la niñez.