Según el Social Protection Committee of the European Union “Los niños que crecen en una situación de pobreza y exclusión social tienen menos probabilidades de tener éxito en el colegio, disfrutar de una buena salud y de desarrollar todo su potencial en el futuro (…)”. De ahí la necesidad de trabajar en la protección de sus derechos y necesidades básicas.
En sociedades como la nuestra el concepto de pobreza infantil se percibe como algo lejano, pero los datos que vierten los estudios dicen que la pobreza infantil vive en el piso contiguo y tiene muchas necesidades básicas sin cubrir.
Abrir los ojos a la realidad es una responsabilidad que no se puede eludir. La pobreza crónica en la infancia ha crecido 4 puntos en los últimos cinco años. El 24 % no come fruta y verdura todos los días y casi el 40 % no desayuna correctamente.
La falta de recursos propios, hace de la infancia el sector más vulnerable y dependiente de los recursos estatales, pero el empeoramiento de las condiciones de vida ha desbordado a los servicios sociales, siendo ellos mismos los que, en muchas ocasiones, derivan a padres y tutores a programas de organizaciones de acción social.
Mejorar el rendimiento educativo mediante el apoyo del voluntariado y aportar ayudas económicas destinadas la normalización educacional para evitar la exclusión social, son algunas de las acciones que se realizan gracias a acontecimientos como #DiaBanderita.
“La unión hace la fuerza” y muestra de ello es el gran resultado de la solidaridad compartida. Una pegatina o un SMS son pequeños gestos con los que se consiguen grandes cosas. Colaborar, participar, ayudar… formar parte de un gran proyecto de acción social es formar parte en la construcción de una infancia feliz.