Si el primer objetivo de una web es conseguir tráfico, el segundo debe ser optimizar la tasa de conversión.
La tasa de conversión es un KPIs (Key Performance Indicators) que se emplea para medir el rendimiento de una página web o dicho de otra manera: el porcentaje de personas, del total de visitas, que hacen una determinada acción. Por ejemplo, en un ecommerce la tasa de conversión sería el número de ventas realizadas por cada 100 visitas.
Su cálculo se hace mediante una sencilla fórmula matemática y su resultado será determinante a la hora de tomar decisiones estratégicas de marketing digital.
Tasa Conversión = Objetivos conseguidos / Número total de visitas
Sin necesidad de hablar de datos concretos, puesto que una tasa de conversión X puede ser buena o mala en función del tipo de objetivo que se haya planteado el site, el análisis inicial puede hacerse en función de dos situaciones:
- Pocas visitas y una correcta tasa de conversión.
- Muchas visitas pero una baja tasa de conversión.
En el primer caso la tasa de conversión mejoraría con SEO y SEM, pero en el segundo habría que plantearse qué es lo que sucede una vez el usuario ha llegado a la web, puesto que si no es un problema de adquisición de tráfico, el fallo debe estar o bien en la propia web o en el mensaje de la publicidad, en caso de existir.
En cuanto a la analítica web habría que empezar a indagar sobre cada página o producto, valorar qué procesos funcionan mejor, la tasa de conversión de los que llegan buscando la marca, las keywords con mejores resultados, etc y a partir de aquí empezar a trabajar en el call to action, optimizando texto, trabajando la imagen, ofreciendo un mensaje concreto… Pero principalmente haciendo las cosas fáciles al usuario, para que éste se convierta en un lead o cliente y de este modo mejore la tasa de conversión.