La importancia de la coherencia en marketing online


Invertir en marketing online es mucho más que pagar a alguien para que “te lleve” las redes sociales.

Cuando una PYME o autónomo toma conciencia de la importancia de su digitalización, se olvida en muchas ocasiones, de la necesidad de una estrategia para llevarla a cabo de una forma adecuada y RENTABLE. Acostumbrados a un modelo de negocio en el que no existía la necesidad de estar en internet, los propietarios de pequeñas empresas siguen pensando que es éste un entorno inaccesible e inseguro y que la estrategia “es cosa de grandes empresas”.
No obstante, y aunque es un camino lento las PYME y autónomos cada vez invierten más en marketing digital. Unas veces por concienciación y otras por la imposibilidad económica de acceder a otro tipo de soportes publicitarios, pero lo cierto es que así es. Pero la cuestión es cómo y dónde se hace.

Partiendo de la base de que trasmitir confianza a los usuarios y conseguir la optimización del presupuesto, son dos pilares fundamentales a la hora de invertir en marketing online, habría que preguntarse qué hacer si no se llega a todo y la respuesta es trazar un plan de prioridades en las que la web sería la base y posteriormente le seguirían las acciones de SEO, SEM, Redes Sociales, etc…

La importancia de trazar un plan de prioridades radica en la necesidad de trasmitir seguridad a los usuarios, y esto pasa por la coherencia en la estrategia de marketing digital. Pocas cosas pueden crear tanta inseguridad y desconfianza a un usuario como un perfil de redes sociales sin una dirección web corporativa o una página web en la que aparecen los enlaces a unos perfiles en redes sociales abandonados o inconexos. De ahí la necesidad de optimizar el presupuesto en función de las etapas y prioridades de digitalización.

Si una empresa, económicamente hablando, no puede estar de forma profesional en redes sociales es mejor no hacerlo, si no puede tener un blog actualizado mejor no crearlo, ya que el abandono y la falta de conexión en la imagen corporativa puede dañar seriamente la percepción de los usuarios.

Dicho de otro modo: ¿Qué sentido tendría montar una tienda física en la que la puerta de entrada fuera lujosa y accesible, si el resto de las instalaciones está en obras?