Marketing digital para las tiendas de barrio


La digitalización de los pequeños negocios de barrio no sólo es posible sino que es necesaria, para que puedan sobrevivir.

Las nuevas tecnologías han venido para quedarse y se han instaurado en el día a día, formando parte de la vida cotidiana de todos. Una evolución que está cambiado los hábitos de consumo y la forma de comunicación, a nivel personal y profesional.
Satisfacer la necesidad de información de los usuarios es ya una obligación por parte de las empresas, sin que su tamaño sea un condicionante. Esto quiere decir que un pequeño negocio de barrio no está exento de esta obligación.

Tener una página web, perfiles de empresa en las redes sociales o hacer marketing en buscadores es un requisito demandado tácitamente por los usuarios y no satisfacerlo supone correr el riesgo de perderlos.

Sabemos que el smartphone es ya casi una prolongación de la mano humana y en las nuevas generaciones se podría decir que su uso va implícito en su código genético, por lo tanto, el marketing digital es la mejor forma de llegar hasta ellos.

Que el bar “de la esquina” suba una foto a Facebook del bocadillo del día, que la panadera de toda la vida suba un tuit avisando que el pan está recién hecho o el charcutero haga un concurso en Instagram y sortee un lomo embuchado, no sólo no es descabellado sino que permitirá que las nuevas generaciones dejen de ver a las tiendas de barrio como algo desfasado. Una acertada manera de competir con las grandes superficies y su gran oferta de ocio.

Un buen ejemplo de esto es “Casa Ana”, un pequeño establecimiento jienense que gracias al uso de Whatsapp, ha facilitado que los estudiantes de un instituto cercano hicieran el encargo de su bocadillo, antes de salir al recreo, optimizando de este modo, su tiempo de descanso, eliminando las colas y permitiendo que Casa Ana pueda dar servició a unos 20 o 30 estudiantes más.

Whatsapp es un servicio gratuito y de fácil utilización, pero existen otras herramientas de marketing digital, más complejas, que gestionadas por profesionales pueden ofrecer un gran rendimiento a las necesarias y amenazadas tiendas de barrio.

Los usuarios están cambiado su forma de consumir y los pequeños negocios deben adaptarse a los nuevos hábitos y comenzar su digitalización, si no quieren desaparecer del paisaje urbanístico.